¡Mira! Ahí hay lecciones de marketing: Los Soprano

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Nuestro post de hoy va dedicado a una serie con éxito rotundo, tanto a nivel comercial, como a nivel de crítica; Los Soprano es la serie por cable económicamente más exitosa en la historia de la televisión.

Veamos qué nos puede enseñar sobre marketing esta familia de mafiosos de New Jersey:

  1. Información es poder: sin duda esta es una de las claves, irte de la lengua tenía un precio muy elevado, tu propia vida. La información en la serie es uno los activos más importantes, tanto para el lado de los “buenos” como en el bando de “los malos” y ambos invertían recursos muy importantes en poder conseguir fuentes de altísima calidad. Las compañías generan información de forma constante, que en muchos casos no se gestiona de forma correcta. Todas las empresas tienen públicos a los que dirigirse, tanto a nivel interno como externo, y esto supone que hay que elaborar planes específicos en función de los diferentes targets y sobre todo marcar objetivos a conseguir.
  2. El poder de la imagen y de la marca. La estética de los mafiosos es tremendamente peculiar. A pesar de que se esfuerzan por integrarse dentro de grupos sociales y hacer relación con personas ajenas a su círculo “laboral”, finalmente la imagen que proyectan y el poder de la “marca” creado, hacen que la mención del nombre “Soprano” genere inmediatamente unos prejuicios o sentimientos hacia ellos. Esta “marca” se forjó a lo largo de los años, historias… Las empresas también realizan acciones, reaccionan de formas diferentes ante adversidades generadas con sus clientes, reclamaciones, servicio, atención. La creación de la marca va mucho más allá del servicio o producto vendido, es una experiencia mucho más global que es lo que hará, entre otros muchos factores que sea exitosa durante años o no pase del primero.
  3. Importancia del líder del equipo. Tony Soprano es el jefe de la familia. Su autoridad es incuestionable, y eso hace que la organización del equipo sea la correcta. El tipo de liderazgo de Tony es autoritario, no es el tipo de líder que más nos gusta, pero en la gestión de equipos tiene que haber siempre una cabeza visible que lidere el proyecto, que sepa organizar de forma óptima y sacar el mejor partido de cada uno de los integrantes. Ser un buen líder es un trabajo francamente difícil, ya que el peso de los resultados conseguidos por el groso del equipo recae sobre él. Tiene que ser flexible, pero tener autoridad, tiene que inspirar confianza, tiene que saber delegar, tiene que saber guiar los pasos de cada uno de los integrantes, para de esta forma poder llegar al punto marcado desde el principio.

Seguramente habría mucho más que escribir de esta serie, pero estas sin duda son algunas de las lecciones más importantes.

Esperemos que las podáis aplicar a vuestro trabajo diario y recordad que sólo quien sabe a dónde va elige el mejor camino.

 

 María M. Tubío

Directora de Diseño e Implementación

MarQuid Consulting

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